En el noroeste de La Gomera se encuentra el soleado pueblo de Alojera, que pertenece al municipio de Vallehermoso. Con una población de poco más de 400 personas, las entre 90 y 100 casas de este pago se extienden desde la playa de arena negra hasta cerca de 400 metros de altitud. Antaño un pueblo de pescadores, Alojera ha visto a muchas de sus casas transformarse en bonitos apartamentos durante los últimos años, en los que Alojera ha experimentado una fuerte dinamización. Aun así, los lugareños siguen vivendo una vida sencilla y tranquila, sin rastro del turismo de masas. Aquí el estrés es un concepto extraño.
Alojera es el pueblo de las palmeras: en ningún otro lugar de La Gomera existen tantas palmeras canarias como aquí. Las palmeras son también el principal sustento económico del pueblo. Encaramados a ellas, los llamados guaraperos extraen de sus cogollos el guarapo –la savia de la palmera–, que luego se hierve en numerosas explotaciones artesanales hasta obtener la popular miel de palma. Este dulce sirope, empleado en todo tipo de postres y recetas, puede comprarse en cualquier tienda de la isla. Mezclado con la parra –el orujo gomero–, la miel de palma es también el ingrediente principal del gomerón, un rico licor típico de la isla. La Casa de la Miel de Palma de Alojera enseña de forma amena cómo se elabora este singular producto.
En Alojera también puedes visitar la pequeña fábrica tradicional de El Masapé. En esta se producen tanto las típicas galletas gomeras como los ricos mojos que se sirven en los restaurantes de la isla. En la diminuta tienda anexa es posible degustar estos productos y, por supuesto, comprarlos. Y, si preguntas con amabilidad, seguramente también puedas echar un vistazo tras las bambalinas.
Desde Alojera se llega enseguida al Parque Nacional de Garajonay, el “tejado verde” de la isla, con sus innumerables senderos. También vale la pena acercarse a los vecinos poblados de Taguluche, Tazo y Cubaba. Nada más pintoresco que las viejas ruinas de Cubaba junto a la costa y nada más asombroso y hechizante que la solitaria Playa del Trigo.
Alojera es un pueblo celoso de sus tradiciones. Quien lo visite en agosto tendrá la oportunidad de vivir varios días de festejos, con sus tambores, chácaras, platos típicos, bailes tradicionales, verbenas y procesiones. Estas fiestas, en honor a San Bartolomé y La Milagrosa, son especialmente hermosas y emotivas.
Nuestra selección de alojamientos incluye exclusivos apartamentos y casas rurales, en algunos casos con piscina propia.