Vallehermoso está enclavado en el frondoso norte de La Gomera y es el destino ideal para senderistas y amigos de la naturaleza. La cercanía al Parque Nacional de Garajonay –de cuya superficie un tercio pertenece al municipio de Vallehermoso–, el exuberante paisaje –de donde sin duda procede lo de “hermoso”– y el sosiego de la población local son garantía de unas reparadoras vacaciones lejos del estrés diario y el bullicio turístico.
El pueblo de apenas 3000 habitantes sigue conservando su original esencia canaria.
En términos de superficie, el municipio de Vallehermoso es el segundo más grande de la isla después del de San Sebastián de La Gomera. Las localidades de Alojera, Chipude, El Cercado, Tamargada, Arguamul y Macayo pertenecen a Vallehermoso.
La población de Vallehermoso vive fundamentalmente de la agricultura. Embalses como la Presa La Encantadora, pintorescamente enmarcada en el verde paisaje, aseguran el abastecimiento de agua. Atraen, además, a los aficionados a la pesca, ya que son hábitat de carpas y percas. El turismo sigue siendo un sector secundario, lo que convierte a Vallehermoso en una auténtica perla para los amantes de la naturaleza. El Roque Cano, una antigua chimenea volcánica, domina el paisaje y es seña de identidad del valle.
Con la idílica plaza del pueblo a 230 metros de altitud como centro neurálgico y lugar de encuentro, en dirección al Parque Nacional o a la costa se extienden barrios como Los Loros o Ingenio. En la Playa de Vallehermoso existe una piscina exterior con agua de mar y entrada gratuita, aunque solo abre los meses de verano. Especialmente durante el invierno, el cristalino Atlántico del norte de la isla se vuelve muy bravo e impredecible, por lo que uno debe conformarse con contemplarlo. Para bañarse en el mar hay que esperar, en el mejor de los casos, hasta bien entrado el verano, época en la que está mucho más tranquilo.
En este lugar se encuentra también el Castillo del Mar, muy popular en la isla. Originalmente un embarcadero de plátanos, el edificio se cerró a principios de los años cincuenta. Tras una laboriosa restauración promovida por el fotógrafo Thomas Müller, se convirtió, hasta finales de los años noventa, en escenario de innumerables conciertos, eventos y fiestas.
Uno de los tesoros más singulares que encierra Vallehermoso es la formación geológica de Los Órganos. Estas columnas de basalto que se elevan desde el mar semejando los tubos de un órgano de iglesia constituyen un auténtico capricho de la naturaleza. Solo pueden contemplarse desde una embarcación, pues no existe acceso por tierra. En el muelle de Valle Gran Rey (Vueltas) se ofrecen excursiones a Los Órganos, que solo se pueden realizar cuando el mar está muy calmado, ya que, de lo contrario, es demasiado peligroso aproximarse.